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martes, 27 de septiembre de 2011

Se para el tiempo.

Se despertó al alba pues últimamente dormir era algo que le costaba demasiado. En su rostro se percibía la falta de sueño y sus ojos estaban tan húmedos, como los de los días anteriores, denotaban que el cansancio estaba presente desde hace un tiempo atrás, no era cosa de un simple día. Se frotó los ojos y bostezó utilizando la mano para tapar su boca. Seguidamente se incorporó y se lavó la faz con agua tibia, percatándose al verse reflejada en el espejo del estado que tenía. Durante un tiempo pasado no le había importado su apariencia pero esa mañana de invierno se preguntó porqué en sus facciones se plasmaban la amargura y el agotamiento. Se congeló el tiempo por unos segundos, en los que ella permaneció frente al cristal sin si quiera pestañear. El agua corría y el único sonido que se podía escuchar era el de las gotas topándose con el fin del lavabo. Negó con la cabeza continuamente y de ésta manera, despertó de su somnolencia. Colocó el codo en la pila y pasó la palma por su cabeza desordenándose el cabello para después mantenerla fija en la frente. Permaneció así unos segundos hasta caer en una situación de letargo. Se sumió en un turbio sueño que no duró más de unos minutos. Despertó desconcertada y con la respiración agitada, era como si la faringe se hubiera cerrado de golpe y hubiera colocado, una barrera, que impedía el paso de aire necesario.  Se inmiscuyó en un estado de sofoco que solo pudo calmar postrándose en el suelo. Su respiración emitía un agudo pitido que logró aliviar cuando todo su ser se calmó. Se enderezó y con ayuda de la pared logró incorporarse del todo. En seguida su mente se nubló.... :

" -Tranquilízate, solo has de escucharme un momento... ¿Crees que ésto es lo mejor que puedes ofrecerte? ¿Crees que no es un error.. una simple etapa? -
 Hizo una pausa y carraspeó, después, con un hilo de voz continuó.
-No sé en que he podido errar, creí que lo estaba dando todo por ti y en verdad, solo estaba indicándote un mal camino. Pero espero que ésto sirva para hacerte más fuerte, para hacernos más fuertes. -
Recalcó la última frase y con ésto se despidió."

-¡Mamá!-
Gritó al ver que un mareo se apoderaba de ella.
No es necesario que el tiempo se pare, sí lo es hablar contigo misma.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El perseguidor pasado.

El suelo rugía cuando avanzaba, con cada paso que daba se abría un nuevo camino en aquel hermoso pero a su vez siniestro bosque ¿cómo había llegado hasta allí? es algo que no le importaba saber, estaba cómoda en el lugar. Se agachó para observar la flora más de cerca quedándose en cuclillas, tomó por el tallo a una flor y sin siquiera ejercer mucha fuerza la separó de la raíz, obteniendo de ésta manera la corona. La examinó curiosa en el periodo de unos segundos, e hizo una mueca grotesca al ver que la flor se tornaba en una punzante espina. Gritó de dolor cuando del tallo brotó una púa, ésta se clavó en su palma y a su vez, de ella, manó una gota de fluida sangre que se resbaló por la muñeca hasta caer al suelo. Tragó saliva sonoramente y chasqueó la lengua sin comprender lo ocurrido. Así pues, vigiló la gota de su propia sangre.Frunció el entrecejo cuando ésta se expandió por el suelo hasta transformarse en un lago carmesí. El color escarlata fue perdiendo su tonalidad terminado por ser un lago azul cristalino, perpleja se acercó al agua hasta verse reflejada. Pero no era un reflejo cierto en su totalidad, a simple vista el rostro plasmado era el de la joven, pero visto desde sus ojos no era ella la que estaba en el fluido. Dejó que de sus ojos se derramara una lágrima seguida de otras tantas, llegaron al reflejo y se mezclaron con lo que antes era su sangre. El reflejo se difuminó, pero cuando el lago se calmó, volvió a su posición inicial, quedando esa imagen grabada en las pupilas de la chica. Se levantó con torpeza y en los primeros pasos se tambaleó, pero después, inició una enérgica carrera. Corrió durante un tiempo con el corazón en la garganta y notando la falta de aliento, terminando por caer de bruces al suelo, cuando un rama se topó con su camino. Ésta se aferró a su dedil  tobillo, tirando después de él, hasta hacer a la chica desaparecer.
"No se puede huir del pasado."

viernes, 23 de septiembre de 2011

El suspiro del fantasma.

Era una noche lóbrega y fría, hace unos meses lo habría considerado exorbitantemente tenebroso pero desde hace un tiempo atrás era algo que clasificaba como usual, así pues se sentía segura. Agudizó el oído y cerró los párpados con vigor, quería sentirse más cerca pero a decir verdad nunca era suficiente, tomó aire y exhaló con auge dejando notar su frustración, que últimamente siempre le acompañaba. Se frotó los ojos con desesperación y alzando la bandera blanca lo dio todo por perdido, giró sobre su costado y con la mirada añil perdida en la oscuridad de la estancia, se sumió en un profundo sueño. En torno a las 5 de la mañana despertó acompañada de un brinco y con los ojos inundados en un mar de lágrimas soltó un ahogado grito. Su respiración era entrecortada y en el interior de su pecho parecía que al corazón le había dado un vuelco, aún así logró tranquilizarse, se aferró a su busto y escondió el rostro en los rodillas, gimió de pena, a partir de éste momento inició una cadena de sollozos en la cual el llanto era la primera señal de pesadumbre. Lloró por unos minutos, cogió una bocanada de aire y no pudo evitar el sentirse vulnerable, ¿Era acaso algo más que una simple marioneta? porque se sentía inclusive más manejable que una muñeca. Se dejó caer en el lecho y durmió por todo el resto de la noche.
Al crepúsculo del día siguiente se apoyó sobre la cristalera de su habitación y observó con detalle como la oscuridad teñía el cielo azulado, como la luna resplandecía en el firmamento y como Van Gogh plasmaba las estrellas en el cielo, creando una perfecta noche estrellada. Cuando no logró ver nada más que opaco abrió la ventana y se abatió sobre su cama. Con las palmas de las manos se cubrió el semblante, resguardando así su facción de aflicción. Pero esa noche, una fresca ráfaga de viento se topó con su faz y fue cuando por fin sonrió. Fue un susurro inaudible pero fue suficiente como para que ella advirtiese que estaba próximo a su ser. 
Desde entonces comprendió que la soledad ciertas veces era su mejor compañía.